Reconocidos salseros expresaron su temor de que el género de la salsa se extinga debido al cierre de clubes de baile en Nueva York y Puerto Rico, la escasez de orquestas juveniles y la preferencia de los jóvenes por el reggaetón.

“Yo no entiendo lo que pasó. En Nueva York ya no hay salones de baile, y pensar que antes había como 15 o 20“, comentó Rubén Blades, quien el sábado pasado ofreció un concierto en San Juan.

El cantante panameño, junto a otros reconocidos artistas como Bobby Valentín, Willie Rosario, El Gran Combo de Puerto Rico y los ya desaparecidos Ismael Rivera y Héctor Lavoe, se presentaba casi semanalmente en clubes en Nueva York como El Corso, Broadway 96 y Casablanca durante las décadas de 1970 y 1980.

“La salsa no ha muerto, pues sé de grupos de salsa en Latvia (Letonia), Suecia, Japón y África. Es muy raro, pero como dice el refrán: en casa de herrero, cuchillo de palo”, agregó Blades.

El reggaetón estuvo marginado en sus inicios en Puerto Rico a principios de los noventa, cuando las tiendas se negaban a vender los discos y los premios musicales del exterior no los incluían en sus categorías.

Pero, poco a poco, el género comenzó a hacerse un lugar en Latinoamérica y en los Estados Unidos.