Los ojos se les brotaban, las venas de su garganta se les marcaban violeta, sus cuerpos se desvanecían sin siquiera alcanzar un suspiro. Ni siquiera podían moverse, y todas estaban de pie. Sólo gritaban y agitaban los brazos. Eran mujeres felices.

Fue una pasión violenta la que “Romeo” desató en su Julieta: la República Dominicana. Pero él solo no pudo calmarla: necesitó de sus tres compañeros y de la sorpresiva aparición de Wisin & Yandel para dirigir el éxtasis hacia su consumación en el cansancio. De todos modos, el agotamiento pareció inalcanzable. En las tres horas de show que este grupo de bachata neoyorquino ofreció ayer, sábado, en el Estadio Olímpico, en la Capital, los ánimos jamás bajaron.

“¡La República Dominicana es lo mejor que hay en el mundo!”, exclamó ante cerca de 70,000 eufóricos quisqueyanos Anthony “Romeo” Santos, el vocalista de la banda, en una de sus intervenciones, entre las que no faltaron su típico beso y bailoteo con una chica en sobrepeso sacada del público